domingo, 9 de mayo de 2010

MI AVENTURA DE SER DOCENTE

“LA AVENTURA DE SER MAESTROS”, análisis.

José M. Esteve, universidad de Málaga.

Esta lectura la degusté como si hubiese sido el mejor platillo de mi vida, me ha permitido reflexionar acerca del papel importantísimo que juega la formación psicopedagógica en un ser humano, decidido a entregar su vida a la docencia.
En el Sistema Educativo, existe un sin número de profesionistas que carecen de una formación pedagógica. Querer cambiar la realidad es difícil, pero lo importante es ser consciente al respecto y aceptar que carecemos de ciertos elementos pedagógicos, y permitirnos capacitarnos, ya que las personas a quienes servimos, depositan toda la confianza en nosotros, y debemos al menos preocuparnos por dar cada día lo mejor de nosotros como docentes. Además, somos testigos de que cada año egresan miles y miles de estudiantes de todos los niveles, pero en este caso me referiré al nivel superior, la pregunta es, cuántos de esos chicos que egresan les gusta lo que estudiaron, si son productivos socialmente, o qué caminos toman.

Siguiendo en la sintonía de la concepción que gira en torno al docente, he escuchado comentarios que entraron por recomendaciones de padrinos políticos, considero que un gran número de docentes, sino es que la mayoría de nosotros entramos por recomendaciones de algún pariente, padrino o conocido, al final alguien te apoya en facilitarte información al respecto, pero ya estando dentro del sistema, hay que responder con nuestro trabajo, y no cruzarnos de brazos y crearnos la falsa idea de que como ya estoy dentro y me siento seguro, ya no trabajo.

Desde mi humilde punto de vista, la escuela no ha estado cumpliendo las expectativas de los seres humanos, cuántos estudiantes truncan sus estudios, porque pese a que no cuentan con el apoyo de sus familiares, se empeñan en acudir a la escuela y esta no les da la satisfacción que ellos buscan. Considero que no, nos detenemos a reflexionar al respecto, y seguimos trabajando como ya nos hemos acostumbrado a hacerlo y de ahí no queremos salir, nos cerramos al cambio. En mi caso, soy testigo de que muchos estudiantes de pronto ya no acuden a clases, y no hay nadie de los docentes que quiera dedicar su tiempo en acercarse a ellos y les pegunten cuales son las causas por las que dejan la escuela, al contrario hasta parece que se sienten descargados de chamba, porque ya serán menos estudiantes de los que tienen que reportar calificaciones, o incluso he escuchado comentarios que se vayan, es su problema, que al final ya el docente cuenta con carrera y trabajo.

Recuerdo en el 2006, que se escuchaba la implementación de la RIEMS, cuántos miedos e incertidumbre causó, porque en lugar de tomarlo como la oportunidad que tiene el sistema educativo por mejorar, que se está siendo consciente de que hemos fallado a la sociedad en su conjunto, se tomó por el lado negativo, la conveniencia de unos cuantos pesaba, no se querían ver desprotegidos y empezaron a querer meter miedos que nos iban a correr, para que se armara una contracorriente y ni siquiera en pro de la educación, sino para no continuar sin compromiso con ella, siempre estuve y estoy a favor de la RIEMS, y con la fe que vamos en el camino correcto. Estamos acostumbrados a no sacrificarnos, a que todo se nos dé sin esfuerzo y lo que es peor sin dar nada a cambio. Asistimos a cursos de actualización docente pero sin esfuerzo, sin querer enfrentarnos a evaluaciones de ningún tipo, que claro, sea algo de común acuerdo. Recuerdo que cuando estuve laborando en la Escuela Secundaria Diurna, tuve la oportunidad de asistir a algunos cursos y solo iba a calentar asiento, porque la persona que nos brindaría el curso no llegaba y cuando lo hacía llegaba tarde, además que nos ponía por equipos a trabajar, observaba a varios ya cansados y sin ninguna entrega, ellos presumían que a esos cursos al igual de los que asistían de Carrera Magisterial, solo se iba a comer galletas con café y a dormirse.

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